Tu basura vale verdura

Los movimientos sociales están poniendo en marcha una nueva cultura del reciclado de la materia orgánica municipal capaz de mitigar el cambio climático a la vez que permite obtener abono natural para las pequeñas agriculturas profesionales periurbanas y bonificar a quien done materia orgánica.

La plataforma MadridAgroecológico inició en marzo de 2016 un proyecto piloto llamada MadridAgrocomposta que consiste en un sistema de recogida selectiva de la fracción orgánica municipal eficiente- ambiental, económica y socialmente-, en 15 nodos de recogida integrados por comedores escolares, mercados municipales y huertos urbanos comunitarios (RHUM) que se destinan a cuatro pequeñas huertas ecológicas en Paracuellos del Jarama, Rivas Vaciamadrid, Morata de Tajuña y San Martín de la Vega donde donde se (agro)compostan profesionalmente a manos de los agricultores para «alimentar a la tierra que nos alimenta».

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Descendiendo desde el cenit: el problema eléctrico en España

Negrita y subrayado de medioambiente sol

Durante estos días los medios de comunicación españoles se han hecho eco de una noticia que ha sobresaltado a los consumidores españoles: durante los peores días de la ola de frío, el precio de la electricidad en España se ha incrementado un 50%. Al margen de cómo se acabe trasladando al consumidor la subida del coste de la electricidad mayorista, ese súbito incremento, justo en un momento de mayor vulnerabilidad de la demanda, ha sido interpretado por muchos como un nuevo episodio de latrocinio causado por la tradicional codicia de las grandes compañías eléctricas: se aprovechan de la necesidad, dicen los compadres y las comadres, para subir precios y así hacer su agosto en pleno enero. Y si bien es cierto que las eléctricas españolas no gozan precisamente de muchas simpatías, tampoco las mías, por sus repetidas prácticas oligopólicas y su capacidad para distorsionar el mercado (dictando al legislador, según dicen las malas lenguas, la regulación que luego se acaba imponiendo y que destruye la competencia de los pequeños productores), en el caso concreto que nos ocupa concurren otras circunstancias que convendría tener muy en cuenta, si se quiere comprender no sólo lo que ha pasado estos fríos días del comienzo de enero, sino lo que probablemente va a pasar con una frecuencia cada vez mayor a partir de ahora. Para ello es preciso ir más allá del chascarrillo fácil y comprender que una parte importante de lo que pasa tiene que ver con el proceso de declive productivo de los recursos naturales no renovables que ya ha comenzado y que se irá manifestando con más fuerza a medida que pasen los años. Un punto de vista éste – el del declive energético de nuestra sociedad – raramente abordado en los medios, pero fundamental si queremos entender y saber reaccionar. Con este post inauguro una nueva serie, «Descendiendo desde el cenit», en la cual analizaré fenómenos que se desarrollarán durante estos primeros años después del cenit del petróleo, y trataré de mostrar hasta qué punto son una consecuencia lógica e inevitable del descenso energético y particularmente de la caída de producción del petróleo, carbón, gas natural y uranio.

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Un verano sin hielo en el Ártico

En un pasado no lejano, el océano Ártico estaba cubierto de hielo todo el año. En invierno, la capa de hielo se extendía hacia latitudes tan bajas como el mar de Bering, la bahía de Baffin y el mar de Groenlandia. En verano, retrocedía, pero el borde helado llegaba hasta muy cerca de las costas. Los rompehielos tenían grandes dificultades para atravesar los estrechos pasos costeros de la Ruta del Mar del Norte y el Paso del Noroeste.

 La situación ha cambiado. Una superficie que en aquel entonces tenía 8 millones de kilómetros cuadrados en septiembre (periodo de mayor retroceso), hoy ha pasado a tener durante ese mes solo 3-4 millones de kilómetros cuadrados, y el espesor medio del hielo se ha reducido a la mitad, por lo que el hielo estival no tiene más que la cuarta parte del volumen que tenía en los años setenta del siglo pasado.
El calentamiento del Ártico está avanzando al doble o el triple de velocidad que en el resto del mundo, y eso está acelerando de tal modo la desaparición del hielo que acabará produciendo un verano sin nada de hielo a muy corto plazo, tal vez incluso el año próximo, dada la extraordinaria incapacidad del Ártico para volver a helarse que estamos viendo este invierno.

En la sexta gran extinción 2….

Un niño que nazca estos días verá cómo, cuando deje este mundo, unas 400 especies de animales lo harán con él. Según un estudio con datos de los últimos cinco siglos, la tasa de extinción de especies se ha multiplicado más que por 100. El ritmo, además, se ha acelerado en las últimas décadas por la acción del hombre. Bienvenidos a la sexta extinción masiva de la vida sobre este planeta.

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En la sexta gran extinción…

La humanidad lleva muchos siglos moldeando la tierra: basta con visitar las Médulas, en León, un paisaje que forjaron los romanos con sus explotaciones mineras, o imaginar la cantidad de desperdicios que producía Roma en su máximo esplendor, una ciudad en la que vivían un millón de habitantes en el siglo I, para darnos cuenta de nuestra capacidad para alterar el medio ambiente. Y los cambios empezaron seguramente mucho antes: un estudio publicado en noviembre por los profesores Jed Kaplan, de la Universidad de Lausana, y Jan Kolen, de la Universidad de Leiden, concluía que hace unos 20.000 años, en plena Edad de Hielo, los cazadores recolectores quemaron grandes extensiones de bosques y, por tanto, transformaron radicalmente su entorno. Sin embargo, nada es comparable al proceso en el que estamos sumergidos en la actualidad, pese a que algunos científicos mantengan que no es la primera extinción masiva causada por la humanidad.

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