La ganadería es uno de los sectores que más gases de efecto invernadero (GEI) emiten con más del 14,5% según la Organización Mundial de la Alimentación y Agricultura (FAO por sus siglas en inglés). Para expertos del Banco Mundial, este sector encabezaría el ranking de GEI totales emitidos a nivel mundial, con más del 50%, si se contabilizaran sus emisiones indirectas. Por ello, ecologistas y animalistas señalan la importancia de reducir el consumo de carne para limitar la actividad ganadera, luchar contra el cambio climático y favorecer el bienestar animal.
Para abordar esta cuestión y buscar soluciones, Marcellesi, Los Verdes europeos y Equo organizaban esta semana la conferencia Consumo de carne y cambio climático: un debate ineludible en la que reunían a ecologistas, animalistas, ganaderos ecológicos y consumidores. Diversos sectores con diferentes intereses, especialmente en cuanto al trato a los animales y el bienestar de estos, pero con un enemigo común: el cambio climático.
“Comer carne procesada se ha vuelto más asequible que comer frutas y verduras. Esto es una grave incongruencia porque la producción de carne requiere muchos más recursos que la producción de frutas, verdura y cereales”, aseguraba la representante animalista de Equo.
A razón de esto, Jarque señalaba que “la única forma de ganadería” que podrían considerar en Equo es “la extensiva, local, ecológica, transhumante y de razas autóctonas”, que tiene un impacto menor sobre el ecosistema.