La humanidad lleva muchos siglos moldeando la tierra: basta con visitar las Médulas, en León, un paisaje que forjaron los romanos con sus explotaciones mineras, o imaginar la cantidad de desperdicios que producía Roma en su máximo esplendor, una ciudad en la que vivían un millón de habitantes en el siglo I, para darnos cuenta de nuestra capacidad para alterar el medio ambiente. Y los cambios empezaron seguramente mucho antes: un estudio publicado en noviembre por los profesores Jed Kaplan, de la Universidad de Lausana, y Jan Kolen, de la Universidad de Leiden, concluía que hace unos 20.000 años, en plena Edad de Hielo, los cazadores recolectores quemaron grandes extensiones de bosques y, por tanto, transformaron radicalmente su entorno. Sin embargo, nada es comparable al proceso en el que estamos sumergidos en la actualidad, pese a que algunos científicos mantengan que no es la primera extinción masiva causada por la humanidad.