Lo que parecía un desvarío de fabulistas orwellianos o de guionistas de ciencia ficción ya se asoma por la esquina y no puedo dejar de pensar que, antes de que cante el gallo, varios países de la Unión Europea pasarán a estar gobernados por algún gran directivo de cualquier empresa de la construcción: de la construcción de vallas. A los que aquí sigamos inxiliados nos dirán que sus competencias, experiencia y conocimientos en seguridad es el currículo más apropiado para mantener la prosperidad europea, aunque no tendrán que convencernos, pues con el crecimiento e influencia que estas empresas están adquiriendo, su llegada al poder será vista como un proceso natural.
Gustavo Duch